miércoles, 29 de agosto de 2007

Lesson 139-B by Guru Stephen Hurst

When a guy dances Salsa with you in his living room, he wants to sleep with you.

martes, 28 de agosto de 2007

Coitos Interruptus

Es la una de la mañana y yo camino sola cerca de Times Square. Traigo puesto un vestido negro y unos tacones rojos y alrededor de una botella de vino. Me acabo de escapar de la cama de un hombre que estaba absolutamente listo para devorarme. Primero, me trató de seducir bailando Salsa en su sala. Yo me dejé contonear, ir y venir como que no quiere la cosa. Mientras, me decía lo inepto que resultaba mi ex por haber dejado ir a una mujer como yo. Yo sonreí, me movía, pegaba mi cuerpito al suyo. Después de un rato, fue necesario tomar algo. Es importante mencionar que para este momento, nuestros labios no se habían rozado. Pero en la cocina, me pidió que me acercara y me besó. No se como acabamos en el sofá, pero como que yo no cabía y nos fuimos a su cama. Pero a mí en pleno beso y toqueteo me regresó la cordura, le dije que no, que él me había prometido que no iba a haber sexo, y que yo quería que cumpliera su palabra. No tengo idea de donde se escapó esa letanía que parecía por momentos falsa, pero cuya retórica poseía un intenso nivel de encanto. Me levanté y me dirigí al baño, al salir, El Ruco, estaba en el pasillo. Lo evadí y con un paso firme entré al cuarto… a buscar mis calzones.
Me preguntó que si tenía miedo que pasara algo. Le respondí que miedo no pero que estaba muy peda y que, aunque pareciera improbable, era más cuidadosa en ese esatado. Así que con aires de claridad, le deposité un beso en la boca, tomé mi bolsa y salí volando por la puerta.
Coitos Interroptus. Bueno Fajus Interroptus.
Seguramente si me hubiera gustado un poco más se me hubiera escurrido la cordura entre los besos. Y por eso ahora busco un taxi que me lleve a mi casa y me libere de los tacones rojos que me torturan los pies.

sábado, 11 de agosto de 2007

Sexo mientras no estás

El regreso a la Ciudad Acero, ha traído una nueva especie de sexo que, hasta entonces, no había disfrutado. Se trata del virtual, del cibernético, de aquel en donde el otro se encuentra a miles de kilómetros de distancia, en donde si bien las pieles no se tocan, la retórica alcanza su nivel más erótico. Las palabras penetran suaves y lubricadas por los ojos (el sexo virtual no se le escucha, se lee) y de ahí recorren el cuerpo como pequeñas caricias que se vuelven más agitadas y firmes mientras se alcanza mayor excitación. Se dicen/escriben cosas que la decencia parecía censurar y si bien el placer físico tiene que ser auto-otorgado, la complicidad de las palabras parece desvanecer un poco la distancia que separa a los cuerpos excitados.
He sido tocada, lamida, besada, saboreada, olida, circulada, humedecida, explorada, penetrada y orgasmeada a través de las palabras. A la vez, yo he tocado, lamido, besado, saboreado, olido, circulado, humedecido, explorado (no he penetrado aún) pero sí dado un par de orgasmos haciendo lo que se supone que se hacer en la vida.
Mr. Creativo resulta bueno, al menos en palabras y teoría, y promete venir pronto a Ciudad Acero. Me da miedo que sus palabras sean más poderosas que sus caricias, aunque por otro lado mientras estuve virtualmente con él en ningún momento pensé en la quesadilla que me podría esperar una vez que los dos nos viniéramos. Y no, no hubo quesadilla, sólo cama, a la que me fui oliendo a él, al menos virtualmente.