martes, 28 de agosto de 2007

Coitos Interruptus

Es la una de la mañana y yo camino sola cerca de Times Square. Traigo puesto un vestido negro y unos tacones rojos y alrededor de una botella de vino. Me acabo de escapar de la cama de un hombre que estaba absolutamente listo para devorarme. Primero, me trató de seducir bailando Salsa en su sala. Yo me dejé contonear, ir y venir como que no quiere la cosa. Mientras, me decía lo inepto que resultaba mi ex por haber dejado ir a una mujer como yo. Yo sonreí, me movía, pegaba mi cuerpito al suyo. Después de un rato, fue necesario tomar algo. Es importante mencionar que para este momento, nuestros labios no se habían rozado. Pero en la cocina, me pidió que me acercara y me besó. No se como acabamos en el sofá, pero como que yo no cabía y nos fuimos a su cama. Pero a mí en pleno beso y toqueteo me regresó la cordura, le dije que no, que él me había prometido que no iba a haber sexo, y que yo quería que cumpliera su palabra. No tengo idea de donde se escapó esa letanía que parecía por momentos falsa, pero cuya retórica poseía un intenso nivel de encanto. Me levanté y me dirigí al baño, al salir, El Ruco, estaba en el pasillo. Lo evadí y con un paso firme entré al cuarto… a buscar mis calzones.
Me preguntó que si tenía miedo que pasara algo. Le respondí que miedo no pero que estaba muy peda y que, aunque pareciera improbable, era más cuidadosa en ese esatado. Así que con aires de claridad, le deposité un beso en la boca, tomé mi bolsa y salí volando por la puerta.
Coitos Interroptus. Bueno Fajus Interroptus.
Seguramente si me hubiera gustado un poco más se me hubiera escurrido la cordura entre los besos. Y por eso ahora busco un taxi que me lleve a mi casa y me libere de los tacones rojos que me torturan los pies.

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