sábado, 11 de agosto de 2007

Sexo mientras no estás

El regreso a la Ciudad Acero, ha traído una nueva especie de sexo que, hasta entonces, no había disfrutado. Se trata del virtual, del cibernético, de aquel en donde el otro se encuentra a miles de kilómetros de distancia, en donde si bien las pieles no se tocan, la retórica alcanza su nivel más erótico. Las palabras penetran suaves y lubricadas por los ojos (el sexo virtual no se le escucha, se lee) y de ahí recorren el cuerpo como pequeñas caricias que se vuelven más agitadas y firmes mientras se alcanza mayor excitación. Se dicen/escriben cosas que la decencia parecía censurar y si bien el placer físico tiene que ser auto-otorgado, la complicidad de las palabras parece desvanecer un poco la distancia que separa a los cuerpos excitados.
He sido tocada, lamida, besada, saboreada, olida, circulada, humedecida, explorada, penetrada y orgasmeada a través de las palabras. A la vez, yo he tocado, lamido, besado, saboreado, olido, circulado, humedecido, explorado (no he penetrado aún) pero sí dado un par de orgasmos haciendo lo que se supone que se hacer en la vida.
Mr. Creativo resulta bueno, al menos en palabras y teoría, y promete venir pronto a Ciudad Acero. Me da miedo que sus palabras sean más poderosas que sus caricias, aunque por otro lado mientras estuve virtualmente con él en ningún momento pensé en la quesadilla que me podría esperar una vez que los dos nos viniéramos. Y no, no hubo quesadilla, sólo cama, a la que me fui oliendo a él, al menos virtualmente.

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